El arte y la música dice que van de la mano, pero hay algo que a las personas o a los individuos los hace diferentes, y eso es su manera de ser, de sentir las cosas y Héctor Horacio Gerzano, alias “El Amarillo”, cuando uno lo mira a los ojos respira sencillez, transparencia, respeto y fundamentalmente un amor incondicional para con la música, especialmente el folklore. Nació en el barrio de Las Medias Lunas, pero su infancia la vivió junto a sus amigos, el “Negro” Barret y Coco Delías, con quienes formó su primer conjunto musical, “Los Promeseros” con los cuales viajó por primera vez al Festival de Cosquín con la ilusión de jóvenes. También fue parte de otro de los grupos folklóricos que marcó un antes y un después dentro de la música rojense, “Cuatro para el canto” y finalmente “Trío Pampa” con el que recorrieron gran parte del país. En la actualidad y desde hace varios años lo encuentra como solista y a pesar de sus 75 años no para de cantar. Una historia de vida llena de anécdotas y vivencias de un personaje muy querido por la comunidad rojense
El Amarillo Gerzano, en su nueva etapa como solista
Datos personales. Héctor Horacio Gerzano; padres: Francisco Ezequiel Gerzano y Teresa Ángela Barloqui; hermanos: Francisco, Roberto, Bernardo, Hugo Alberto, Juan Carlos (fallecido), Mirta, Rosa, María y Ángela.
¿Cómo fue tu infancia?
“Nací en el barrio Las Medias Lunas, recuerdo de mi infancia que mi viejo laburaba en el campo, no había otra cosa, entonces teníamos que ir a trabajar sí o sí al campo. Vivíamos en la casa de mi abuela María, entonces vuelvo a repetir, cuando salía un trabajo en el campo iban mi padre, mi madre, nosotros y todos los cacharros por detrás. Un año lo llaman a papá para trabajar como caminero en Santa Felisa, allá fuimos a parar, estuvimos un tiempo, luego lo pasan para el lado de la Estancia Santa Elena, aguanté hasta los 14 años y me vine para Rojas como jugando y no volví más (risas). Me aquerencié en esta querida ciudad, me hice de muchos amigos, paraba en la casa de ellos, mucha vagancia, pero vagancia de la sana, linda, con mucho respeto. Viví en la casa de los Ferreyra, una casa que ya no está más, ahora es un baldío, cerca de la Escuela ENSNA sobre calle Sarmiento. Ahí la luche y empezamos a formar los conjuntos musicales”.
¿Cómo nació la pasión por la música?
“La pasión por la música no se explica muy bien, creo que lo debe traer uno mismo, consigo mismo, con mis amigos el “Negrito” Barret y “Coco” Delías, ambos fallecidos, guitarreábamos, la pasábamos muy bien y para mí esa gente eran como hermanos míos, más que un hermano. Así empezamos, guitarreábamos en diferentes lugares, yo no tocaba nada, ni el timbre (risas), comencé con un bombo, en lo de “Coco” Delías ensayábamos, y con la práctica y la insistencia te vas haciendo y así nació el primer conjunto, formado por Barret, Delías, Orlando Blanco y yo, que se llamaba “Los Promeseros”.
¿Viajaron al Festival de Casquín?
“En 1968 tuvimos la posibilidad y el placer de poder viajar al Festival de Folklore más importante que ha dado este país, Cosquín. Armamos el viaje a los ponchazos, porque había que juntar un dinero importante para el pasaje y la estadía; cada cual se la rebuscaba como podía para juntar un mango, lo juntamos y pudimos ir, partimos de la vieja terminal de colectivos, éramos muy jóvenes y con un montón de ilusiones de muchachitos. Pero la experiencia fue inolvidable, compartimos peñas y conocimos a los grandes de la música, que por aquella época recién comenzaban con la música y no eran tan conocidos. Parábamos al lado de la casa de “Los Trovadores”, era como un bolichón grande con un patio con palmeras y arena y ahí conocimos a uno de los grandes guitarristas del país, a Mario Di Fulvio, hermano de Carlos y Hedgar, una viola impresionante. Realmente para nosotros fue una experiencia alucinante porque no habíamos visto nunca a semejantes músicos y poder compartir un momento con ellos fue lo más. En realidad Mario Di Fulvio tuvo un problema con Julio Marbiz y no llegó a ser profesional, en cambio sus hermanos Carlos y Hedgar sí. También estuvimos en la clásica iglesia de la plaza de Cosquín, el padre Monjillot, era muy grande físicamente, nos preguntó de dónde veníamos y nos invitó a participar de la Peña de la iglesia y ahí fue donde conocimos a Jorge Cafrune y José Larralde, que recién empezaban y pudimos compartir la música y unos vinos hasta la madrugada también. Ah y algo muy lindo fue cuando le tocó actuar a José Larralde, que tenía una guitarra muy vieja y destemplada y “Coco” Delías le cedió su guitarra para que pudiera cantar, esa anécdota quedó para siempre y el orgullo del querido “Coco””.
¿Cómo siguió la historia?
“Después de ir a Cosquín, seguimos tocando un tiempo más y anduvimos por varios lugares, pero dejamos “Los Promeseros”, para crear “Cuatro para el canto”, que lo formamos con el “Negrito” Barret, Carlos Biscayart, Victorio Acosta y yo, estuvimos un par de años y también participamos del Pre Cosquín y fuimos elegidos para el Festival mayor en 1975 y en 1976, fuimos invitados nuevamente. Fue una locura, después salíamos de gira, al lado había una peña muy linda, nos amanecíamos cantando, realmente para los que aman la música, fueron experiencias maravillosas”.
¿Después de Cuatro para el canto, llegan Trío Pampa?
“Cuando llegamos a Rojas, al poco tiempo se nos casa Carlitos Biscayart, se casa Victorio Acosta y lamentablemente se tuvo que disolver. Pero quiero acotar que un año antes se integró al grupo “Cacho” Carrizo, con el cual hicimos una actuación en homenaje a los ex soldados de la Guerra de Malvinas en el Cine Francés muy lindo y emotivo. En consecuencia quedamos el “Negro” Barret y yo, pero también desiste porque no tenía más ganas y en consecuencia quedé solo; un día en la peluquería de “Cacho” Carrizo estaba su primo Juan Rodríguez y nos pusimos a cantar y el mismo “Cacho” propuso armar un trío. Ahí surgió todo y estuvimos como16 años juntos. Hasta ahí no teníamos nombre, nos toca ir actuar al Comité Radical y Bonzo Sansirena nos bautizó como “Trío Pampa””.
“Con “Trio Pampa” vivimos grandes experiencias, en la época del “Negro” Almar como presidente de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, nos había conseguido una gira por todo el país de sur a norte, estuvimos inclusive hasta en la Quinta Presidencial de Olivos en Buenos Aires. Algo realmente muy lindo que iba a finalizar con la grabación de un disco profesional, pero no se pudo dar porque Cacho Carrizo se retiró del grupo por cuestiones de trabajo y ahí se disuelve el conjunto”.
¿Qué te ha dejado la música?
“La música la llevo en el alma y a pesar de mis 75 años cuando tengo la oportunidad de cantar lo hago, junto a mis guitarreros Carmelino y Ramírez, y también el cordobés Víctor de la heladería Grido, hacemos trío, cantamos a dúo, pero en realidad soy solista. Además la música me ha dado la posibilidad de conocer el país y generar un montón de amigos”.
¿Fuiste reconocido en el gobierno de Martín Caso?
“Sí la verdad que tengo un muy lindo recuerdo cuando la directora de Cultura Griselda Zecca me distinguió por mi trayectoria en la música y la presentación de mi primer disco grabado como solista, me acompañaron Carlitos Biscayart junto a su hijo, Juan Rodríguez y el Pampero Verdún, fue como una caricia al alma”.
¿Un mensaje final?
“Antes quiero decir que cuando pase esto estoy organizando un homenaje a Cacho Carrizo, a tres años de su desaparición física, que se siente y mucho, fue uno de los grandes de la música rojense. Como también lo fueron Nelson Gutiérrez, el Negrito Martínez, Pirincho Reyes, Spelzini con el bandoneón, y tantos músicos más. Con los cuales he fomentado una hermosa amistad”.
“Si volviera a nacer volvería a ser cantante de folklore porque lo llevo adentro mío, aunque me gusta toda la música, excepto las canciones en inglés porque no se el idioma, pero mi fuerte es el folclore. Con el tema de la pandemia estamos parados, no nos podemos juntar, eso me tiene un poco loco porque no se puede hacer nada, pero extraño un montón el cantar para le gante, aprovecho para mandarles un beso y un abrazo muy grande a todos mis amigos y a toda la gente de Rojas”
Los Promeseros. Por las calles de Cosquín en 1968, Barret, Blanco, Delías y Gerzano
Cuatro para el canto. Carlos Biscayart, Negero Barret, Héctor Gerzano y Victorio Acosta